La impresión 3D, tras una nueva revolución industrial y digital

* por Juan Ranera (ingeniero de sistemas electrónicos, android developer y especialista en fabricación digital) y Marta Franco (periodista, bloguera y comunicadora digital)

Busto escaneado e impreso en una máquina 3D en el Fablab Barcelona / Autor: Juan Ranera

Busto escaneado e impreso en una máquina 3D en el Fablab Barcelona / Autor: Juan Ranera

A principios de 2013 muchos informes de tendencias auguraban que éste seria el año de la popularización de la impresión digital gracias al abaratamiento de costes de las impresoras 3D. El especialista en estrategia digital, Pepe Cerezo, así lo recogió en el punto número 7 de su lista de novedades relevantes en la que apuntaba que, según Wohlers Associates, el mercado mundial de impresión 3d alcanzará los $3.100millones durante 2016, datos publicados en Forbes.com. El impulsor de Co-society, Alfons Cornella, lo ratificó en el último Update de Infonomia al afirmar que la impresión 3D, así como su combinación con las impresión electrónica, electronic 3D-printing, y con la impresión biológica, bio 3D-printing, “será un cambio en el mundo de la manufactura many to many, que generará nuevas oportunidades de negocio y dará mucho de que hablar a lo largo del año”.

“Esta revolución se extiende a un ritmo vertiginoso y promete transformar el modelo de producción mundial”.

Las últimas noticias sobre las impresoras 3D confirman que el proceso de hacer objetos tridimensionales mediante múltiples capas de distintos materiales a partir de modelos digitales es ya una realidad. Sus analistas profetizan, a su vez, que nos enfrentamos a la próxima revolución industrial y a una carrera de fondo para liderarla, como dejó claro Barack Obama durante su discurso sobre el estado de la unión de febrero. Sus defensores aseguran que será una tecnología disruptiva quizás incluso más grande que internet.

¿Por qué supone una Revolución?

Proceso de elaboración de una plataforma omnidireccional realizada en un laboratorio de fabricación digital / Autor: Juan Ranera

Proceso de elaboración de una plataforma realizada en un laboratorio de fabricación digital / Autor: Juan Ranera

La impresión 3D supone una revolución porque permite la creación de objetos (átomos) a partir de archivos (bits) que se pueden compartir de forma inmediata a cualquier parte del mundo. Compartir datos, opiniones y sentimientos a través de la red es algo habitual hoy en día. Ahora ha llegado el momento de compartir el mundo físico, de enviar todos esos bits a cualquier parte del mundo y transformarlos en materia. El concepto de teletransporte que recoge la ambiciosa idea del hombre de descomponer los átomos de un cuerpo para recomponerlos nuevamente en otro lugar instantáneamente se asemeja al hecho que un objeto pueda ser digitalizado para ser enviado por internet y clonado, convirtiéndose así en un objeto físico. Ésta tecnología rompe con los procesos tradicionales de fabricación, ya que permite la creación de objetos de forma rápida y personalizada evitando los costosos procesos tradicionales y la necesidad de producirlos en otros países. A su vez, se pueden crear prototipos sin pasar por grandes fábricas con volúmenes de producción elevadísimos. En lugar de la producción en masa, la impresión 3D promueve la personalización, y en lugar de deslocalizar, puede fomentar la producción local. La impresión 3D es una tecnología que ha ido evolucionando desde hace algunos años –aparece en 1983 de la mano de Chuck Hull, cofundador de 3D Systems–. Hasta hace poco tenía principalmente un enfoque muy exclusivo e industrial. Ahora ha llegado el momento de exhibir todo su potencial y de mostrar sus ambiciosos planes. El número de aplicaciones crece cada día gracias a una tecnología mucho más precisa y económica que soporta nuevos materiales. Una tecnología que abre un nuevo concepto de fabricación, una nueva forma de construir todo tipo de cosas que resulta muy atractiva tanto para las grandes industrias que ven cuantiosos beneficios, como para la nueva generación de “makers”, creadores que gracias a las nuevas tendencias “open source”, están construyendo el nuevo mundo 3D, mediante pequeñas impresoras domésticas. Por menos de 3.000 euros, cualquiera puede tener una impresora 3D en su casa gracias a las máquinas “Do it Yourself 3D Printers” en las que sólo tienes que montar las piezas de tu nueva adquisición, bajar el software de internet de código abierto en páginas como Thingiverse y empezar a hacer realidad tus proyectos.

Workshop de montaje de impresoras 3D en el Ateneu de fabricació Les Corts BCN / Autor: Juan Ranera

Workshop de montaje de impresoras 3D domésticas en el Ateneu de fabricació Les Corts (BCN) / Autor: Juan Ranera

Los seres humanos somos creadores y tenemos la necesidad de compartir y de ofrecer nuestro talento y creatividad. Es una necesidad innata que nos hace sentir bien en un mundo en el que ahora gracias a la impresión 3D también podemos materializar con nuestro ingenio y con el talento de muchos.

Un sinfín de prometedoras aplicaciones

Los sectores que están aplicando esta tecnología son muy diversos y algunos de ellos muy relevantes, como el aeronáutico, el militar, la arquitectura y la medicina. En el campo de la biomedicina, hay experiencias recientes incluso de impresión de órganos humanos. En la actualidad se está utilizando para hacer prótesis y en la medicina regenerativa se experimenta con la creación de órganos artificiales. El cirujano Anthony Atala en una conferencia en TED demuestra cómo funciona una impresora tridimensional que usa células vivas para imprimir un riñón trasplantable, un experimento en fase inicial que algún día espera “podría resolver el problema de la donación de órganos”. Otra propuesta interesante es la del Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT), que ha creado una impresora de comida llamada Cornucopia que imprime platos capa a capa mediante una serie de “cartuchos” que en lugar de tintas contienen los ingredientes preferidos del usuario. El sector aeronáutico también suma otra ventaja a las ya descritas, la construcción a partir de materiales existentes en el área de fabricación. El ejemplo más claro lo ha impulsado la Agencia Espacial Europea (ESA), y el estudio de arquitectura Foster + Partners, que están investigando la posibilidad de enviar una impresora 3D a la luna para crear edificios aprovechando el suelo lunar como material para imprimir “ladrillos”. Esta solución evitaría tener que transportar los materiales de construcción desde la Tierra. Todas estas iniciativas que parecen sacadas de una película de ciencia ficción o de una novela futurista demuestran que las expectativas puestas en esta tecnología son enormes y que se abre un mundo lleno de nuevas oportunidades en el que las ideas adquieren el protagonismo más importante. Una historia fascinante que crece rápidamente y que se imprime, ésta vez, en otra dimensión.

Lecturas recomendadas para saber más sobre la impresión 3D:

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