La creatividad y las nuevas tecnologías viajan en metro

Las nuevas tecnologías inciden cada vez más en la movilidad transformando nuestros comportamientos sociales más cotidianos en los medios de transporte. El metro hace particularmente visible la nueva relación entre espacio, tecnología y movilidad y aparecen nuevas formas de interacción entre los usuarios. El pasajero se apropia del suburbano y toma conciencia de su viaje.

Cobra fuerza, así, la idea del antropólogo y etnólogo francés Marc Augé que, en “El metro revisitado, considera el suburbano parisino como un elemento de su identidad geográfica y de su identidad social, una visión alejada del concepto que acuñó en “Los no lugares. Espacios del anonimato“, refiriéndose a esos espacios de confluencia, de espera, anónimos por los que nos movemos cuotidianamente sin prestar mucha atención a nuestro alrededor. En el metro, sin embargo, pasan muchas cosas interesantes y ahora sus usuarios tienen las herramientas necesarias para contarlas.

El suburbano se presenta como una musa inspiradora para los millones de pasajeros que smartphone en mano comparten sus experiencias más underground a través de las redes sociales. Son muchos los ejemplos que muestran como la creatividad de los usuarios del metro de todo el mundo se multiplica gracias al crecimiento de las nuevas tecnologías. Las imágenes que se comparten del suburbano en Instagram son una clara muestra de ello. Los adictos a las etiquetas #passengers, #metropics, #ubiquography, #metrobcn, #underground, #tube o #artoftransit en esta red social saben bien a qué me refiero.

La periodista multimedia Rebecca Davis y su proyecto “New York Underground” lo corroboran. Durante un año ha estado colgando imágenes en Instagram de los usuarios neoyorquinos más interesantes, mundanos, cariñosos y fascinantes que se ha encontrado durante sus viajes por la Gran Manzana. Creó un espacio en Tumblr con cada foto y ahora las ha presentado todas en una narración en time-lapse que, como publican en Mashable, “demuestra que los pasajeros de Nueva York no necesitan filtros para resultar interesantes”.

COMMUTERS: 2012 de Rebecca Davis en Vimeo.

En esta misma línea de trabajo, el fotógrafo argentino Fran Simó ha publicado una web y una serie de libros llamados “Passengers, iPhoneography serving Street Photography”, que se desarrolla como un proyecto participativo en red. Todas las imágenes han sido capturadas con dispositivos móviles y publicadas en Instagram en un período muy corto desde su captura. La web es una mirada “en tiempo real” de la participación y los libros son una reflexión visual sobre los pasajeros del transporte público y la estética de la street photography.

Espacios como el metro se convierten para estos cazadores de momentos en sets fotográficos móviles e improvisados.

La lectura y el suburbano, una pareja de hecho

En otros proyectos como “Underground New York Public Library” las fotografías se mezclan con la lectura. Este proyecto de la storyteller Ourit Ben-Haïm se compone por una serie de fotos y mensajes que muestran a usuarios del metro leyendo mientras viajan en el subterráneo de Nueva York. Para esta fotógrafa el metro es un libro abierto ya que las fotos se unen como una biblioteca visual.

“Esta biblioteca pretende recordar que somos capaces de viajar a grandes profundidades, hacia nosotros mismos y en las historias como conjunto”, expone.

Imagen de la web Underground New York Public

Imagen de la web Underground New York Public Library

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Gracias a un interesante experimento del periodista Jorge Heili, en Twitter y bajo el hashtag #metrolectores todavía se pueden encontrar los siguientes datos en esta red de microblogging: Metro de Madrid (hh:mm): x gratuitos, x de pago, x smartphones, x libros x pasajeros (línea x). El proyecto “Metrolectores” anima así a los usuarios del metro a compartir el recuento de lectores en el metro madrileño en un determinado momento especificando a su vez el soporte elegido.

¿El objetivo? Saber, con la observación de los lectores del metro, hasta qué punto los nuevos dispositivos electrónicos están desplazando a los periódicos.

El perfil de Twitter @queleenlosdemás también se encarga de captar lecturas infraganti, pero en este caso se interesa más por el género, autor y título de la obra seleccionada por los lectores del metro.

Si el pasado 23 de abril los seguidores de este perfil se hubieran dejado caer por la estación de Príncipe Pío, del metro de Madrid, su timeline hubiera rozado el colapso, ya que un total de 312 personas consiguieron el primer record de lectores en una estación del suburbano, con motivo del Día del Libro.

Este tipo de encuentro multitudinario en el metro no es, no obstante, un caso aislado. Las flashmobs en el suburbano se han convertido en una cita indispensable para la gente que le gusta viajar sin pantalones siguiendo el corriente de The No Pants Subway Ride, para los enamorados del baile en Barcelona, e incluso para los seguidores de la Filarmónica en Copenhague, como ejemplos de muchas otras iniciativas pactadas a través de las redes sociales que hasta ahora se han desarrollado bajo tierra.

Códigos QR y aplicaciones móviles

Código QR en la estación de Liceu del metro de Barcelona

Código QR en la estación de Liceu del metro de Barcelona.

Pero no solo los usuarios se apropian del metro con este tipo de iniciativas en un alarde de transgresora modernidad. Los códigos QR también se han atrevido a bajar hasta las profundidades. En Barcelona, por ejemplo, en una colaboración con la Fundación Joan Miro, se colgaron códigos QR en algunas estaciones que llamaron la atención de los más curiosos.

Y siguiendo con esta clara apuesta por las nuevas tecnologías móviles, algunos suburbanos como el de Barcelona y el de Corea además de desarrollar sus propias apps para móviles y tabletas para ofrecer al usuario información del servicio en tiempo real, también han instalado las primeras tiendas virtuales subterráneas, impulsando el comercio móvil entre los usuarios del transporte público.

¿Previsiones de futuro para favorecer la creación entre los usuarios del metro? Quizás sumarse plenamente a la filosofía del open data. Ya encontramos algunos alentadores ejemplos al respecto. Con mirada creativa y gracias al acceso de datos públicos se pueden hacer algunas maravillas como este mapa interactivo en HTML5, realizado por el músico y empleado de Google, Alexander Chenpueden.

Con datos de la MTA ilustra los movimientos del sistema subterráneo de Nueva York. Las líneas de colores representan cada movimiento del tren a través de la pantalla, de acuerdo con los trenes reales. Enciende los altavoces y escucha lo que pasa cuando se cruzan. És magnífico.

Y ya que los altavoces están encendidos, un poco más de música. La guitarra se convierte ahora en unas escaleras que simulan un piano en el metro de Estocolmo, una original idea de un grupo de jóvenes de rolighetsteorin, cuyo objetivo principal es que la gente utilice menos las escaleras mécanicas.

Como colofón final, no te pierdas el microcorto ganador del último concurso del Festival Subtravelling, en una de cuyas secciones los usuarios del metro de Barcelona podían mandar microcortos grabados en el suburbano con sus teléfonos móviles, ni tampoco dejes de leer el relato “Confidencias de un asiento“, narración premiada en la última edición del Concurso de Relatos Cortos Online de TMB, que se celebra para Sant Jordi.

Microcorto “metroDiorama” ganador de uno de los concursos organizados por TMB

Después de ver todos estos proyectos, no me queda duda, la creatividad y el metro se han convertido en un binomio inseparable gracias a las nuevas tecnologías pero sobre todo gracias a sus usuarios. ¡Bajen y vean!

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